, derecho a la educación, la salud, la familia, el descanso y el deporte. Otro país es posible….y no será mezclando niñas y niños con represores que se logrará.
Con fecha del 15 de Julio, el Ministerio de Seguridad ha dictado la reglamentación número 598 creando el Servicio Cívico Voluntario en Valores para niñas y niños entre 16 y 18 años, en el ámbito de la Gendarmería Nacional. Nos oponemos terminantemente y llamamos al movimiento popular a rechazar esta nueva provocación de la Ministra Bullrich, a quién si algo no le importa en lo más mínimo son las niñas y los niños de los sectores populares.
Recordemos que la creación de destacamentos juveniles de Gendarmería y fuerzas policiales provinciales (por ejemplo Jujuy en 2008, que logramos disolver con la lucha popular y el protagonismo de la Liga) es un viejo objetivo de quienes tienen para cada problema una acción represiva y como único futuro para los jóvenes piensan en transformarlos en integrantes de una fuerza represiva. En el año 2012, el gobierno nacional prohibió terminantemente estas fuerzas juveniles militarizadas por no constituir parte del ideario democrático en que pretendemos formar a las y los argentinos. Soñamos con mecánicos, con astronautas, con poetas, con biólogas y todo tipo de ocupación útil al pueblo, no con personas armadas para defender un orden injusto y criminal.
La Gendarmería Nacional se constituyó como una fuerza fronteriza pero hace demasiados años que fue sacada de la frontera para cuidar centros clandestinos durante la dictadura militar y para ocupar barriadas populares en gobiernos constitucionales. Nunca lo aprobamos, ni antes ni ahora. No son gendarmes lo que se necesitan en las barriadas populares sino viviendas dignas para todas y todos, escuelas, hospitales, fuentes de trabajo digno, empleo pago y espacios para el deporte y la recreación. Las niñas y los niños tienen el sagrado derecho a jugar, es decir, a ser niñas y niños.
En su descarado cinismo, la Ministra cita los convenios y pactos que protegen a las niñas y niños; es justamente en nombre de esos compromisos que exigimos la derogación de la Reglamentación y la discusión pública sobre el modo en que tales derechos sean efectivos y no meras palabras en un papel. Es la Gendarmería el arma del cual salieron los asesinos de Santiago Maldonado, crimen todavía impune; es la Gendarmería el arma que ocupa barriadas, controla a las personas, reprime a las y los referentes sociales y pretende instalar el miedo cotidiano; de ningún modo puede ser el espacio educativo de nuestra juventud.